El eco de tus pasos rompió el silencio de la noche. La luna brillaba en el infinito, lejana como siempre. Y mientras esto sucedía, en la tierra los hombres aún sufrían; y tú, seguías caminando. Me quede mirando tus dos luceros, perdido en la inmensidad de su vacío. Me extasiaste con tu aroma de hembra en celo, con ese exquisito perfume de lujuria.
La visión de tu cuerpo desnudo enloqueció mis sentidos, solo quería venerarte. Me sentía el sumo sacerdote de una religión prohibida que veía a su diosa por primera vez. Tu cabello era tan fino que parecía deshacerse entre mis manos, parecía una ilusión. Siempre fuiste una ilusión. El viento golpeaba tu rostro y jugaba con tus cabellos, yo jugaba con tus cabellos,tú jugabas conmigo.
La tentación se viste de muchas maneras, pero la que más prefiere es la de mujer. Ese día eligió usar el disfraz de tu cuerpo.
[...]
Ya le perdí el interés a tus ojos carmelos. No podías mantener la mirada, eso me aburrió. Quise encontrar entre tus ojos mis ojos pero no sucedió. Parece que la ilusión de lo bello se destruye rápido (en mi mente es así). Aparté la mirada de ti, ya no quise prestarte atención.
Preciosa es la noche, cielo despejado, estrellas que parpadean a lo lejos. Solo falta la luna para coronar esta soledad.
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