Aún me acuerdo de esa noche. La neblina rodeaba todo cubriéndolo con su espesura. La gente parecía verse entre sueños y caminaban con cuidado para no golpearse. Recuerdo también que toda la mañana me estuviste insistiendo para que me declarara. Me decías:
- Anda huebón díselo, qué pierdes. Si te chotea fue pues.
- Nada .Voy a esperar más tiempo.
- Putamare. Ya, ya vamos por unas chelas para que te tengas agallas.
- Jajajajaja. Vamos pues, pero igual no se lo voy a decir…
No recuerdo si se lo dije. Seguro que sí y me choteo, por eso no me acuerdo.
[…]
¿Te acuerdas cuando me hablaste de ella? Estabas muy emocionado cuando me contaste. Me dijiste que la habías vuelto a ver después de mucho tiempo; me hablaste de su cabello lacio y negro, me dijiste que era una flaca distinta, podríamos decir que hasta especial. Sí, sí, me acuerdo estabas muy emocionado. Algo cambio en ti desde que la viste, yo lo supe, tu también, solo que te demoraste en aceptarlo.
[…]
Mierda, no me acuerdo cómo me cambie de ropa, ni siquiera haber llegado a mi cama y más aún cómo entre a mi casa. Sé que ayer estuvimos celebrando. Estábamos donde tus patas tomando y escuchando música. Nos estábamos divirtiendo haciendo huevadas.
Para ese entonces yo ya andaba algo picado.
¿Llegó ella no?
Claro, tu musa llegó. Ahí por fin la conocí (eso es lo que recuerdo). Ella llegó con un pisco, nos saludó y se lo entregó a alguien. Tu musa se fue a hablar contigo, tenías razón, tiene algo diferente.
Abrieron el pisco, yo más inconciente que conciente me serví un vaso lleno. Errático llegué a un escritorio, me subí y tomé medio vaso más. Mientras dejaba caer el vaso la imagen de ustedes dos hablando se iba apagando en mi mente. Después todo se volvió obscuro.
- Anda huebón díselo, qué pierdes. Si te chotea fue pues.
- Nada .Voy a esperar más tiempo.
- Putamare. Ya, ya vamos por unas chelas para que te tengas agallas.
- Jajajajaja. Vamos pues, pero igual no se lo voy a decir…
No recuerdo si se lo dije. Seguro que sí y me choteo, por eso no me acuerdo.
[…]
¿Te acuerdas cuando me hablaste de ella? Estabas muy emocionado cuando me contaste. Me dijiste que la habías vuelto a ver después de mucho tiempo; me hablaste de su cabello lacio y negro, me dijiste que era una flaca distinta, podríamos decir que hasta especial. Sí, sí, me acuerdo estabas muy emocionado. Algo cambio en ti desde que la viste, yo lo supe, tu también, solo que te demoraste en aceptarlo.
[…]
Mierda, no me acuerdo cómo me cambie de ropa, ni siquiera haber llegado a mi cama y más aún cómo entre a mi casa. Sé que ayer estuvimos celebrando. Estábamos donde tus patas tomando y escuchando música. Nos estábamos divirtiendo haciendo huevadas.
Para ese entonces yo ya andaba algo picado.
¿Llegó ella no?
Claro, tu musa llegó. Ahí por fin la conocí (eso es lo que recuerdo). Ella llegó con un pisco, nos saludó y se lo entregó a alguien. Tu musa se fue a hablar contigo, tenías razón, tiene algo diferente.
Abrieron el pisco, yo más inconciente que conciente me serví un vaso lleno. Errático llegué a un escritorio, me subí y tomé medio vaso más. Mientras dejaba caer el vaso la imagen de ustedes dos hablando se iba apagando en mi mente. Después todo se volvió obscuro.
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