Estamos aquí para desaprender las
enseñanzas de la iglesia, el estado
y nuestro sistema educativo.

Estamos aquí para tomar cerveza.

Estamos aquí para matar la guerra.

Estamos aquí para reírnos del destino
y vivir tan bien nuestra vida que
la muerte tiemble al recibirnos

Charles Bukowski...

27 marzo 2009

Dama de Hielo


Sin poder dejar de mirarte.Atontado por tu imagen me voy perdiendo entre
recuerdos inexistentes de mi torpe imaginación, deseando nunca conocerte,
deseando conocerte una vez más.
Te miro a ti, tus fotos, eres tú; pareces tan cálida así,ahí.Pero en la realidad, cuán helado es tu corazón, que de frio me ha hecho llorar.
Musa,sirena,arpía o lo que seas, me marcaste una huella, una cicatriz más que he de curar con tiempo y más dolor.
Te miro y rabia y pasión crecen en mi.Te miro y no puedo evitar
enamorarme de una belleza diabólica como la tuya.
Hada meléfica,que me aplicaste hechizos de
hielo, hielo,hielo.
Pero hay de mí, como los quise derretir, y como me enfrié más.

13 marzo 2009

Niños del ayer jóvenes aún...xP

Este mensaje me lo mando una amiga al correo y me hizo *@g4rm3 de risa varias veces.Lo dejo aca para que mis contemporáneos lo lean.

Los que nacimos entre 1990 y 1995 o algunos que tuvieron su infancia x aquellos años....

1.- Siempre hubo 150 pokemon para ti...

2.- Has visto de las caricaturas de Mickey Mouse.

3.- Lloraste cuando Ash se despide de Butterfly o cuando tuvo que dejar a Charizard

4.- Cuando eras niño alguna vez intentaste hacer la fusión, hacer un kame-hame-ha Y levantaste las manos para darle tu energia a goku para la henkidama!

5.- Lo más porno que viste en tu infancia fue cuando Rose se quita la bata en Titanic

6.- Sabes perfectamente quienes son Dexter, Deedee, Vaca y Pollito

7.- Alguna vez jugaste en la primaria a los Power Rangers.

8.- Tu primer contacto con la 'realidad virtual' fue la pistola gigante negra para matar patos del Nintendo Polistation!! jaja

9.- Sabes que no existen mejores juegos que 'Super Mario World', 'Mario Party', 'Mario-Kart' y Zelda ocarina of time

10.- Los mejores juegos de pelea eran 'Street Fighter', 'Mortal Kombat' y 'Killer Instinct', ‘Marvel vs Capcom’

11.- Sabes que existió un Game Boy que no era a color y que si lo tapaba la sombra ya no veías ni michi

12.- Alguna vez tomaste refresco de bolsita, y lo estirabas para hacer figuras...GLUPY!!

13.- Si te daban 10 monedas para el colegio, te sentias contento y pleno, por q para ti era mucho dinero

14- conoces los terminos: ARRECOCHINATE.... CHEPI BOLA!!!....MORFOSIS!!!!.....

15.- Jugabas chipitaps de Pokemón, O peor aun: Comprabas chipitaps de Pokemón

16.- Sabes a quien me refiero cuando menciono a Jason, Zack, Billy, Trinny , Kimberly...y Tommy!! Alfa, Zordon y Rita repulsa!

17.- Viste Bob Esponja

18.- Si eras niño, Clarissa era tu amor platonico

19.- Tu sueño fue alguna vez ser Power Ranger

20.- Alguna vez pensaste que MTV era un canal aburrido

21.-Te comiste alguna vez unos chicles acidos llamados SUPERMEGAHIPERACIDO!!

22.- Si eres niña y mirabas los Thundercats, alguna vez pensaste que Leono era atractivo.

23.- Bailaste alguna canción de N'Sync y de peque te gustaba una q otra cancion de los Backstreet Boys

24.- Los mejores canales del mundo eran Nickelodeon y Cartoon Network

25.- Te encantaba 'Le temes a la oscuridad' o 'Escalofrios', aunque luego no pudieras dormir

26.- Conoces las siguientes películas: 'Volver al futuro', 'Liberen a Willy', 'Indiana Jones', 'Mi pobre angelito', 'Space Jam' y 'Flobber'

27.- El mejor estreno de la historia en ese año para ti fue 'Rugrats: La pelicula' y quien demonios no fue a ver el estreno de 'Pokemon: La pelicula'

28.- Korn y Limp Bizkit te sorprendieron por tocar música tan fuerte

29.- Te encantó Toy Story porque era la única película hecha a computadora

30.- Comias Doritos de vez en cuando porque costaban mas de 50 centavos y eso era demasiado caro.

31.- Windows 95 era lo mas avanzado del mundo y no usabas la computadora como los niños de hoy a tan temprana edad la usan

32.- Si eres niña amas a las Chicas Superpoderosas, es mas hasta sabes que su antiguo nombre era 'Las Chicas Coquetas'

33.- Gritaste y saltaste de emocion cuando Goku se transformo por primera vez en Super Sayayin, peleando contra Frezzer.

34.- Ahora piensas que los Ositos Cariñositos son puñales cuando antes los veías

35.- Alguna vez usaste un walkman

36.- En tu adolescencia tuviste un celular Nokia

37.- Te asustabas por las noches viendo a la ventana esperando encontrar a 'La Llorona'

38.- Por lo menos entre tus juguetes tenias un Caballero del Zodiaco o un Power Ranger al que se le podia quitar y poner la armadura, y por lo menos TRES! figuras de Dragon Ball Z

39.- Si eres niña veías Sailor Moon, Heidi, Candy y querías ser como ellas, y lloraste cuando Anthony murió en el Monte Ponny...

40.- Si eres niño tu héroe era He-Man o Goku.

41.- Te suena el grito de: 'Thunder, thunder, thunder… Thundercatss.Oooooh'

42.- Veías 'Sabrina la bruja adolescente' y creías que el gato era real

43.- Te matabas de la risa viendo Pataclaun

44.- Decías que fumabas cuando comías cigarros de chocolate o cigarros de gelatina

45.- Te tocó tener tu colección de cassettes

46.- Te enojabas cuando tu maestra te asignaba las famosas PLANAS para hacer en casa
porque ya no te quedaba tiempo para jugar ni para ver Dragon Ball

47.- Te sabes Hakuna Matata o por lo menos el coro

48.-Llenaste o intentaste llenar los albumes de Francia 98 , copa america y Dragon Ball Z 4, 5

49.- Te llenabas de emocion cuando te salia un holograma o una figura dorada en los sobres de figuritas de Dragon Ball Z

50.- Cuando niño, pensabas que solo la gente de mucho dinero lograba comprar un Nintendo 64

51.- Viste el pato lucas, Bugs Bunny, Tom y Jerry.....jueee esas caricaturas si q murieron en nuestra generacion!!!

52.- Probabas tu suerte con los KINDER SORPRESAS

53.- En el colegio comprabas bolsitas de chocolate en polvo para mancharte el uniforme mientras tratabas de comerlo

54.- Sabes que alguna vez se veía el canal 7... cuando pasaban por la tarde 'La Familia Ness', 'Penny y Crayon', 'Jimbo'...

55.- Sabes que existieron 'Las Guerreras Magicas'... siii.. esas de fuego, agua y vientoo!

56.- Te has reido por lo menos 10 veces al leer este correo

En serio.... si te identificaste con la mayoría de las cosas del e-mail, ya estas viejo!! , mejor ya nos vamos dando una desempolvada.. que terrible como pasa de rapido el tiempoooo..¿verdad?

10 marzo 2009

Anciana de 90 años es detenida robando casa...


Si como lo han leido, una anciana de 90 años fue detenida por la policia al intentar robar una casa junto a dos complices más.Este hecho surrealista solo podia pasar en el Perú, el "País de las maravillas", jajaja.

Fanny Marulanda es el nombre de la viejita que, junto a otras dos mujeres, se dedicaba al robo de casas.

La abuelita de 90 años fue capturada en Lima cuando junto a sus dos complices trataban de robar una casa en el distrito de Los Olivos. La anciana se encargó de distraer a los dueños, mientras las otras dos se encargaban del hurto.

Pero la policía las descubrió y las mujeres más jóvenes fugaron en un taxi que las esperaba, pero la viejita no llegó al auto y emprendió una "veloz" carrera. Sin embargo fue alcanzada y llevada a la comisaría.

Finalmente, y debido a su avanzada edad, fue liberada.

20 febrero 2009

La paradoja andante...(Artículo de Eduardo Galeano sacado de la web del supay)

Cada día, leyendo los diarios, asisto a una clase de historia. Los diarios me enseñan por lo que dicen y por lo que callan. La historia es una paradoja andante. La contradicción le mueve las piernas. Quizá por eso sus silencios dicen más que sus palabras y con frecuencia sus palabras revelan, mintiendo, la verdad.

De aquí a poco se publicará un libro mío que se llama Espejos. Es algo así como una historia universal, y perdón por el atrevimiento. "Yo puedo resistir todo, menos la tentación", decía Oscar Wilde, y confieso que he sucumbido a la tentación de contar algunos episodios de la aventura humana en el mundo, desde el punto de vista de los que no han salido en la foto.

Por decirlo de alguna manera, se trata de hechos no muy conocidos.

Aquí resumo algunos, algunitos nomás.

***

Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al África, no a París.

Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado a los caminos del mundo, se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.

También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed al-Jwarizmi, hace mil 200 años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de su nombre.

Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran. En el British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman "mármoles de Elgin", pero son mármoles de Fidias. Elgin se llamaba el inglés que las vendió al museo.

Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.

Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos.

***

En 1493, el Vaticano regaló América a España y obsequió el África negra a Portugal, "para que las naciones bárbaras sean reducidas a la fe católica". Por entonces, América tenía 15 veces más habitantes que España y el África negra 100 veces más que Portugal.

Tal como había mandado el Papa, las naciones bárbaras fueron reducidas.

***

Tenochtitlán, el centro del imperio azteca, era de agua. Hernán Cortés demolió la ciudad, piedra por piedra, y con los escombros tapó los canales por donde navegaban 200 mil canoas. Ésta fue la primera guerra del agua en América. Ahora Tenochtitlán se llama México DF. Por donde corría el agua, corren los autos.

***

El monumento más alto de la Argentina se ha erigido en homenaje al general Roca, que en el siglo XIX exterminó a los indios de la Patagonia.

La avenida más larga del Uruguay lleva el nombre del general Rivera, que en el siglo XIX exterminó a los últimos indios charrúas.

***

John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos.

Mientras nacía el siglo XVIII, el primero de los borbones, Felipe V, estrenó su trono firmando un contrato con su primo, el rey de Francia, para que la Compagnie de Guinée vendiera negros en América. Cada monarca llevaba un 25 por ciento de las ganancias.

Nombres de algunos navíos negreros: Voltaire, Rousseau, Jesús, Esperanza, Igualdad, Amistad.

Dos de los Padres Fundadores de Estados Unidos se desvanecieron en la niebla de la historia oficial. Nadie recuerda a Robert Carter ni a Gouverner Morris. La amnesia recompensó sus actos. Carter fue el único prócer de la independencia que liberó a sus esclavos. Morris, redactor de la Constitución, se opuso a la cláusula que estableció que un esclavo equivalía a las tres quintas partes de una persona.

El nacimiento de una nación, la primera superproducción de Hollywood, se estrenó en 1915, en la Casa Blanca. El presidente Woodrow Wilson la aplaudió de pie. Él era el autor de los textos de la película, un himno racista de alabanza al Ku Klux Klan.

***

Algunas fechas:

Desde el año 1234, y durante los siete siglos siguientes, la Iglesia católica prohibió que las mujeres cantaran en los templos. Eran impuras sus voces, por aquel asunto de Eva y el pecado original.

En el año 1783, el rey de España decretó que no eran deshonrosos los trabajos manuales, los llamados "oficios viles", que hasta entonces implicaban la pérdida de la hidalguía.

Hasta el año 1986 fue legal el castigo de los niños en las escuelas de Inglaterra, con correas, varas y cachiporras.

***

En nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad, la Revolución Francesa proclamó en 1793 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Entonces, la militante revolucionaria Olympia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. La guillotina le cortó la cabeza.

Medio siglo después, otro gobierno revolucionario, durante la Primera Comuna de París, proclamó el sufragio universal. Al mismo tiempo, negó el derecho de voto a las mujeres, por unanimidad menos uno: 899 votos en contra, uno a favor.

***



La emperatriz cristiana Teodora nunca dijo ser revolucionaria, ni cosa por el estilo. Pero hace mil 500 años el imperio bizantino fue, gracias a ella, el primer lugar del mundo donde el aborto y el divorcio fueron derechos de las mujeres.

***

El general Ulises Grant, vencedor en la guerra del norte industrial contra el sur esclavista, fue luego presidente de Estados Unidos.

En 1875, respondiendo a las presiones británicas, contestó:

–Dentro de 200 años, cuando hayamos obtenido del proteccionismo todo lo que nos puede ofrecer, también nosotros adoptaremos la libertad de comercio.

Así pues, en el año 2075, la nación más proteccionista del mundo adoptará la libertad de comercio.

***

Lootie, Botincito, fue el primer perro pequinés que llegó a Europa.

Viajó a Londres en 1860. Los ingleses lo bautizaron así, porque era parte del botín arrancado a China, al cabo de las dos largas guerras del opio.

Victoria, la reina narcotraficante, había impuesto el opio a cañonazos. China fue convertida en una nación de drogadictos, en nombre de la libertad, la libertad de comercio.

En nombre de la libertad, la libertad de comercio, Paraguay fue aniquilado en 1870. Al cabo de una guerra de cinco años, este país, el único país de las Américas que no debía un centavo a nadie, inauguró su deuda externa. A sus ruinas humeantes llegó, desde Londres, el primer préstamo. Fue destinado a pagar una enorme indemnización a Brasil, Argentina y Uruguay. El país asesinado pagó a los países asesinos, por el trabajo que se habían tomado asesinándolo.

***

Haití también pagó una enorme indemnización. Desde que en 1804 conquistó su independencia, la nueva nación arrasada tuvo que pagar a Francia una fortuna, durante un siglo y medio, para expiar el pecado de su libertad.

***

Las grandes empresas tienen derechos humanos en Estados Unidos. En 1886, la Suprema Corte de Justicia extendió los derechos humanos a las corporaciones privadas, y así sigue siendo.

Pocos años después, en defensa de los derechos humanos de sus empresas, Estados Unidos invadió 10 países, en diversos mares del mundo.

Entonces Mark Twain, dirigente de la Liga Antimperialista, propuso una nueva bandera, con calaveritas en lugar de estrellas, y otro escritor, Ambrose Bierce, comprobó:

–La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.

***

Los campos de concentración nacieron en África. Los ingleses iniciaron el experimento, y los alemanes lo desarrollaron. Después Hermann Göring aplicó, en Alemania, el modelo que su papá había ensayado, en 1904, en Namibia. Los maestros de Joseph Mengele habían estudiado, en el campo de concentración de Namibia, la anatomía de las razas inferiores. Los cobayos eran todos negros.

***

En 1936, el Comité Olímpico Internacional no toleraba insolencias. En las Olimpiadas de 1936, organizadas por Hitler, la selección de futbol de Perú derrotó 4 a 2 a la selección de Austria, el país natal del Führer. El Comité Olímpico anuló el partido.

***

A Hitler no le faltaron amigos. La Fundación Rockefeller financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi. La Coca-Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán. La IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas.

***

En 1953 estalló la protesta obrera en la Alemania comunista.

Los trabajadores se lanzaron a las calles y los tanques soviéticos se ocuparon de callarles la boca. Entonces Bertolt Brecht propuso: ¿No sería más fácil que el gobierno disuelva al pueblo y elija otro?

***

Operaciones de marketing. La opinión pública es el target. Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos.

En 1964, Estados Unidos invadió Vietnam, porque Vietnam había atacado dos buques de Estados Unidos en el golfo de Tonkin. Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de vietnamitas, el ministro de Defensa, Robert McNamara, reconoció que el ataque de Tonkin no había existido.

Cuarenta años después, la historia se repitió en Irak.

***

Miles de años antes de que la invasión estadunidense llevara la Civilización a Irak, en esa tierra bárbara había nacido el primer poema de amor de la historia universal. En lengua sumeria, escrito en el barro, el poema narró el encuentro de una diosa y un pastor. Inanna, la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. Dumuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.

***

Paradojas andantes, paradojas estimulantes:

El Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más hermosas esculturas de la era colonial americana.

El libro de viajes de Marco Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova.

Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla.

Fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas.

Uno de los mejores guitarristas de jazz, el gitano Django Reinhardt, tenía no más que dos dedos en su mano izquierda.

No tenía manos Grimod de la Reynière, el gran maestro de la cocina francesa. Con garfios escribía, cocinaba y comía.

15 febrero 2009

Poemas anacrónicamente amorosos

Ya que ayer fue 14, día del amor, la amistad y del consumismo exacerbado de este sistema capitalista y mañana se supone que es el "Lunes Literario", posteo hoy algunos poemas de Quevedo y Bécquer.Poemas dedicados al amor eterno y al amor imposible. Para todas las personas enamoradas, que capaz ayer la pasaron con su media naranja,solos o con su vieja(que por último es la persona que siempre nos va ha amar incondicionalmente).Para todos ellos va.


AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo y Villegas


Rima XI

Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
No es a ti, no.

Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
No, no es a ti.

Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
¡Oh ven, ven tú!



RIMA XIV

Te vi un punto y, flotando ante mis ojos,
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.

Adondequiera que la vista clavo,
torno a ver las pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir;
cuando duermo los siento que se ciernen,
de par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer;
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero adónde me arrastran, no lo sé.

Gustavo Adolfo Bécquer


12 febrero 2009

Ronserot...

Bueno, después de estar unas cuantas semanas sin colgar nada, les dejo este video de Rammstein.A mi parecer muy bueno. Espero que lo disfruten, ahí se los lanzo...A me olvidaba también les dejo la letra en español.




Rosa Roja (Rosenrot)

Una chica vio una pequeña rosa
Floreció allí a grandes alturas Ella
preguntó a su amor si podría traerla
para ella

Ella la desea y eso está bien Eso fue y
eso siempre será Ella la quiere y esa es la
costumbre Lo que quiera siempre lo obtiene

Pozos profundos deben ser cavados si quieres agua
clara Rosa roja, oh rosa roja Las aguas profundas
no corren aun

El chico escala la montaña en la tormenta
A él no le importa la vista solo la
pequeña rosa está en su mente El la
lleva a su amor

Ella la desea y eso está bien Eso fue y
eso siempre será Ella la quiere y esa es la
costumbre Lo que quiera siempre lo obtiene

Pozos profundos deben ser cavados si quieres agua
clara Rosa roja, oh rosa roja Las aguas profundas
no corren aun

En sus botas una roca se rompe no quiere estar en
un precipicio nunca más y un grito permite
a todos saber que ambos están cayendo al
piso

Ella la desea y eso está bien Eso fue y
eso siempre será Ella la quiere y esa es la
costumbre Lo que quiera siempre lo obtiene

Pozos profundos deben ser cavados si quieres agua
clara Rosa roja, oh rosa roja Las aguas profundas
no corren aun

26 enero 2009

Lunes Literario:Los hombres de la Tierra-Ray Bradbury

Hoy va a ser un lunes diferente, hoy inauguro los lunes literarios.En este espacio ( que no va ha ser semanal, sino cuando me acuerde y tenga tiempo,pero va ha ser todos los lunes) colgaré distintos relatos de escritores renombrados, conocidos y no muy conocidos.Hoy arranco con el genial Ray Bradbury, este escritor de ciencia-ficción (aunque él se considera un escritor de fantasia) tiene un habilidad para transmitirte la angustia metafísica que estan viviendo sus personajes en el relato que realmente envidio. Les recomiendo que lo lean hasta el final, y si no pueden pues a la mierda.Pero hablando enserio este relato es excelente.Ahí se los dejo...



Quienquiera que fuese el que golpeaba la puerta, no se cansaba de hacerlo.
La señora Ttt abrió la puerta de par en par.
-¿Y bien?
-¡Habla usted inglés! -El hombre, de pie en el umbral, estaba asombrado.
-Hablo lo que hablo -dijo ella.
-¡Un inglés admirable!
El hombre vestía uniforme. Había otros tres con él, excitados, muy sonrientes y muy sucios.
-¿Qué desean?-preguntó la señora Ttt.
-Usted es marciana -El hombre sonrió-. Esta palabra no le es familiar, ciertamente. Es una expresión terrestre -Con un movimiento de cabeza señaló a sus compañeros-. Venimos de la Tierra. Yo soy el capitán Williams. Hemos llegado a Marte no hace más de una hora, y aquí estamos, ¡la Segunda Expedición! Hubo una Primera Expedición, pero ignoramos qué les pasó. En fin, ¡henos aquí! Y el primer habitante de Marte que encontramos ¡es usted!
-¿Marte? -preguntó la mujer arqueando las cejas.
-Quiero decir que usted vive en el cuarto planeta a partir del Sol. ¿No es verdad?
-Elemental -replicó ella secamente, examinándolos de arriba abajo.
-Y nosotros -dijo el capitán señalándose a sí mismo con un pulgar sonrosado- somos de la Tierra. ¿No es así, muchachos?
-¡Así es, capitán! -exclamaron los otros a coro.
-Este es el planeta Tyrr -dijo la mujer-, si quieren llamarlo por su verdadero nombre.
-Tyrr, Tyrr. -El capitán rió a carcajadas-. ¡Qué nombre tan lindo! Pero, oiga, buena mujer, ¿cómo habla usted un inglés tan perfecto?
-No estoy hablando, estoy pensando -dijo ella-. ¡Telepatía! ¡Buenos días! -y dio un portazo.
Casi en seguida volvieron a llamar. Ese hombre espantoso, pensó la señora Ttt.
Abrió la puerta bruscamente.
-¿Y ahora qué? -preguntó.
El hombre estaba todavía en el umbral, desconcertado, tratando de sonreír. Extendió las manos.
-Creo que usted no comprende...
-¿Qué?
El hombre la miró sorprendido:
-¡Venimos de la Tierra!
-No tengo tiempo -dijo la mujer-. Hay mucho que cocinar, y coser, y limpiar... Ustedes, probablemente, querrán ver al señor Ttt. Está arriba, en su despacho.
-Sí -dijo el terrestre, parpadeando confuso-. Permítame ver al señor Ttt, por favor.
-Está ocupado.
La señora Ttt cerró nuevamente la puerta.
Esta vez los golpes fueron de una ruidosa impertinencia.
-¡Oiga! -gritó el hombre cuando la puerta volvió a abrirse-. ¡Este no es modo de tratar a las visitas! -Y entró de un salto en la casa, como si quisiera sorprender a la mujer.
-¡Mis pisos limpios! -gritó ella-. ¡Barro! ¡Fuera! ¡Antes de entrar, límpiese las botas!
El hombre se miró apesadumbrado las botas embarradas.
-No es hora de preocuparse por tonterías -dijo luego-. Creo que ante todo debiéramos celebrar el acontecimiento. -Y miró fijamente a la mujer, como si esa mirada pudiera aclarar la situación.
-¡Si se me han quemado las tortas de cristal -gritó ella-, lo echaré de aquí a bastonazos!
La mujer atisbó unos instantes el interior de un horno encendido y regresó con la cara roja y transpirada. Era delgada y ágil, como un insecto. Tenía ojos amarillos y penetrantes, tez morena, y una voz metálica y aguda.
-Espere un momento. Trataré de que el señor Ttt los reciba. ¿Qué asunto los trae?
El hombre lanzó un terrible juramento, como si la mujer le hubiese martillado una mano.
-¡Dígale que venimos de la Tierra! ¡Que nadie vino antes de allá!
-¿Que nadie vino de dónde? Bueno, no importa -dijo la mujer alzando una mano-. En seguida vuelvo.
El ruido de sus pasos tembló ligeramente en la casa de piedra.
Afuera, brillaba el inmenso cielo azul de Marte, caluroso y tranquilo como las aguas cálidas y profundas de un océano. El desierto marciano se tostaba como una prehistórica vasija de barro. El calor crecía en temblorosas oleadas. Un cohete pequeño yacía en la cima de una colina próxima y las huellas de unas pisadas unían la puerta del cohete con la casa de piedra.
De pronto se oyeron unas voces que discutían en el piso superior de la casa. Los hombres se miraron, se movieron inquietos, apoyándose ya en un pie, ya en otro, y con los pulgares en el cinturón tamborilearon nerviosamente sobre el cuero.
Arriba gritaba un hombre. Una voz de mujer le replicaba en el mismo tono. Pasó un cuarto de hora. Los hombres se pasearon de un lado a otro, sin saber qué hacer.
-¿Alguien tiene cigarrillos? -preguntó uno.
Otro sacó un paquete y todos encendieron un cigarrillo y exhalaron lentas cintas de pálido humo blanco. Los hombres se tironearon los faldones de las chaquetas; se arreglaron los cuellos.
El murmullo y el canto de las voces continuaban. El capitán consultó su reloj.
-Veinticinco minutos -dijo-. Me pregunto qué estarán tramando ahí arriba. -Se paró ante una ventana y miró hacia afuera.
-Qué día sofocante -dijo un hombre.
-Sí -dijo otro.
Era el tiempo lento y caluroso de las primeras horas de la tarde. El murmullo de las voces se apagó. En la silenciosa habitación sólo se oía la respiración de los hombres. Pasó una hora.
-Espero que no hayamos provocado un incidente -dijo el capitán. Se volvió y espió el interior del vestíbulo.
Allí estaba la señora Ttt, regando las plantas que crecían en el centro de la habitación.
-Ya me parecía que había olvidado algo -dijo la mujer avanzando hacia el capitán-. Lo siento -añadió, y le entregó un trozo de papel-. El señor Ttt está muy ocupado. -Se volvió hacia la cocina. -Por otra parte, no es el señor Ttt a quien usted desea ver, sino al señor Aaa. Lleve este papel a la granja próxima, al lado del canal azul, y el señor Aaa les dirá lo que ustedes quieren saber.
-No queremos saber nada -objetó el capitán frunciendo los gruesos labios-. Ya lo sabemos.
-Tienen el papel, ¿qué más quieren? -dijo la mujer con brusquedad, decidida a no añadir una palabra.
-Bueno -dijo el capitán sin moverse, como esperando algo. Parecía un niño, con los ojos clavados en un desnudo árbol de Navidad-. Bueno -repitió-. Vamos, muchachos.
Los cuatro hombres salieron al silencio y al calor de la tarde.
Una media hora después, sentado en su biblioteca, el señor Aaa bebía unos sorbos de fuego eléctrico de una copa de metal, cuando oyó unas voces que venían por el camino de piedra. Se inclinó sobre el alféizar de la ventana y vio a cuatro hombres uniformados que lo miraban entornando los ojos.
-¿El señor Aaa?-le preguntaron.
-El mismo.
-¡Nos envía el señor Ttt! -gritó el capitán.
-¿Y por qué ha hecho eso?
-¡Estaba ocupado!
-¡Qué lástima! -dijo el señor Aaa, con tono sarcástico-. ¿Creerá que estoy aquí para atender a las gentes que lo molestan?
-No es eso lo importante, señor -replicó el capitán.
-Para mí, sí. Tengo mucho que leer. El señor Ttt es un desconsiderado. No es la primera vez que se comporta de este modo. No mueva usted las manos, señor. Espere a que termine. Y preste atención. La gente suele escucharme cuando hablo. Y usted me escuchará cortésmente o no diré una palabra.
Los cuatro hombres de la calle abrieron la boca, se movieron incómodos, y por un momento las lágrimas asomaron a los ojos del capitán.
-¿Le parece a usted bien -sermoneó el señor Aaa- que el señor Ttt haga estas cosas?
Los cuatro hombres alzaron los ojos en el calor.
-¡Venimos de la Tierra! -dijo el capitán.
-A mí me parece que es un mal educado -continuó el señor Aaa.
-En un cohete. Venimos en un cohete.
-No es la primera vez que Ttt comete estas torpezas.
-Directamente desde la Tierra.
-Me gustaría llamarlo y decirle lo que pienso.
-Nosotros cuatro, yo y estos tres hombres, mi tripulación.
-¡Lo llamaré, sí, voy a llamarlo!
-Tierra. Cohete. Hombres. Viaje. Espacio.
-¡Lo llamaré y tendrá que oírme! -gritó el señor Aaa, y desapareció como un títere de un escenario.
Durante unos instantes se oyeron unas voces coléricas que iban y venían por algún extraño aparato. Abajo, el capitán y su tripulación miraban tristemente por encima del hombro el hermoso cohete que yacía en la colina, tan atractivo y delicado y brillante.
El señor Aaa reapareció de pronto en la ventana, con un salvaje aire de triunfo.
-¡Lo he retado a duelo, por todos los dioses! ¡A duelo!
-Señor Aaa... -comenzó otra vez el capitán con voz suave.
-¡Lo voy a matar! ¿Me oye?
-Señor Aaa, quisiera decirle que hemos viajado noventa millones de kilómetros.
El señor Aaa miró al capitán por primera vez.
-¿De dónde dice que vienen?
El capitán emitió una blanca sonrisa.
-Al fin nos entendemos -les murmuró en un aparte a sus hombres, y le dijo al señor Aaa-: Recorrimos noventa millones de kilómetros. ¡Desde la Tierra!
El señor Aaa bostezó.
-En esta época del año la distancia es sólo de setenta y cinco millones de kilómetros. -Blandió un arma de aspecto terrible-. Bueno, tengo que irme. Lleven esa estúpida nota, aunque no sé de qué les servirá, a la aldea de Iopr, sobre la colina, y hablen con el señor Iii. Ése es el hombre a quien quieren ver. No al señor Ttt. Ttt es un idiota, y voy a matarlo. Ustedes, además, no son de mi especialidad.
-Especialidad, especialidad -baló el capitán-. ¿Pero es necesario ser un especialista para dar la bienvenida a hombres de la Tierra?
-No sea tonto, todo el mundo lo sabe.
El señor Aaa desapareció. Apareció unos instantes después en la puerta y se alejó velozmente calle abajo.
-¡Adiós! -gritó.
Los cuatro viajeros no se movieron, desconcertados. Finalmente dijo el capitán:
-Ya encontraremos quien nos escuche.
-Quizá debiéramos irnos y volver-sugirió un hombre con voz melancólica-. Quizá debiéramos elevarnos y descender de nuevo. Darles tiempo de organizar una fiesta.
-Puede ser una buena idea -murmuró fatigado el capitán.
En la aldea la gente salía de las casas y entraba en ellas, saludándose, y llevaba máscaras doradas, azules y rojas, máscaras de labios de plata y cejas de bronce, máscaras serias o sonrientes, según el humor de sus dueños.
Los cuatro hombres, sudorosos luego de la larga caminata, se detuvieron y le preguntaron a una niñita dónde estaba la casa del señor Iii.
-Ahí -dijo la niña con un movimiento de cabeza.
El capitán puso una rodilla en tierra, solemnemente, cuidadosamente, y miró el rostro joven y dulce.
-Oye, niña, quiero decirte algo.
La sentó en su rodilla y tomó entre sus manazas las manos diminutas y morenas, como si fuera a contarle un cuento de hadas preciso y minucioso.
-Bien, te voy a contar lo que pasa. Hace seis meses otro cohete vino a Marte. Traía a un hombre llamado York y a su ayudante. No sabemos qué les pasó. Quizá se destrozaron al descender. Vinieron en un cohete, como nosotros. Debes de haberlo visto. ¡Un gran cohete! Por lo tanto nosotros somos la Segunda Expedición. Y venimos directamente de la Tierra...
La niña soltó distraídamente una mano y se ajustó a la cara una inexpresiva máscara dorada. Luego sacó de un bolsillo una araña de oro y la dejó caer. El capitán seguía hablando. La araña subió dócilmente a la rodilla de la niña, que la miraba sin expresión por las hendiduras de la máscara. El capitán zarandeó suavemente a la niña y habló con una voz más firme:
-Somos de la Tierra, ¿me crees?
-Sí -respondió la niña mientras observaba cómo los dedos de los pies se le hundían en la arena.
-Muy bien. -El capitán le pellizcó un brazo, un poco porque estaba contento y un poco porque quería que ella lo mirase-. Nosotros mismos hemos construido este cohete. ¿Lo crees, no es cierto?
La niña se metió un dedo en la nariz.
-Sí -dijo.
-Y... Sácate el dedo de la nariz, niñita... Yo soy el capitán y...
-Nadie hasta hoy cruzó el espacio en un cohete -recitó la criatura con los ojos cerrados.
-¡Maravilloso! ¿Cómo lo sabes?
-Oh, telepatía... -respondió la niña limpiándose distraídamente el dedo en una pierna.
-Y bien, ¿eso no te asombra? -gritó el capitán-. ¿No estás contenta?
-Será mejor que vayan a ver en seguida al señor Iii -dijo la niña, y dejó caer su juguete-. Al señor lii le gustará mucho hablar con ustedes.
La niña se alejó. La araña echó a correr obedientemente detrás de ella.
El capitán, en cuclillas, se quedó mirándola, con las manos extendidas, la boca abierta y los ojos húmedos.
Los otros tres hombres, de pie sobre sus sombras, escupieron en la calle de piedra.
El señor Iii abrió la puerta. Salía en ese momento para una conferencia, pero podía concederles unos instantes si se decidían a entrar y le informaban brevemente del objeto de la visita.
-Un minuto de atención -dijo el capitán, cansado, con los ojos enrojecidos-. Venimos de la Tierra, en un cohete; somos cuatro: tripulación y capitán; estamos exhaustos, hambrientos, y quisiéramos encontrar un sitio para dormir. Nos gustaría que nos dieran la llave de la ciudad, o algo parecido, y que alguien nos estrechara la mano y nos dijera: "¡Bravo!" y "¡Enhorabuena, amigos!" Eso es todo.
El señor lii era alto, vaporoso, delgado, y llevaba unas gafas de gruesos cristales azules sobre los ojos amarillos. Se inclinó sobre el escritorio y se puso a estudiar unos papeles. De cuando en cuando alzaba la vista y observaba con atención a sus visitantes.
-No creo tener aquí los formularios -dijo revolviendo los cajones del escritorio-. ¿Dónde los habré puesto? Deben de estar en alguna parte... ¡Ah, sí, aquí! -Le alcanzó al capitán unos papeles-. Tendrá usted que firmar, por supuesto.
-¿Tenemos que pasar por tantas complicaciones? -preguntó el capitán.
El señor Iii le lanzó una mirada vidriosa.
-¿No dice que viene de la Tierra? Pues tiene que firmar.
El capitán escribió su nombre.
-¿Es necesario que firmen también los tripulantes?
El señor Iii miró al capitán, luego a los otros tres y estalló en una carcajada burlona.
-¡Que ellos firmen! ¡Ah, admirable! ¡Que ellos, oh, que ellos firmen! -Los ojos se le llenaron de lágrimas. Se palmeó una rodilla y se dobló en dos sofocado por la risa. Se apoyó en el escritorio-. ¡Que ellos firmen!
Los cuatro hombres fruncieron el ceño.
-¿Es tan gracioso?
-¡Que ellos firmen! -suspiró el señor Iii, debilitado por su hilaridad-. Tiene gracia. Debo contárselo al señor Xxx.
Examinó el formulario, riéndose aún a ratos.
-Parece que todo está bien. -Movió afirmativamente la cabeza-. Hasta su conformidad para una posible eutanasia -cloqueó.
-¿Conformidad para qué?
-Cállese. Tengo algo para usted. Aquí está. La llave.
El capitán se sonrojó.
-Es un gran honor...
-¡No es la llave de la ciudad, imbécil! -ladró el señor Iii-. Es la de la Casa. Vaya por aquel pasillo, abra la puerta grande, entre y cierre bien. Puede pasar allí la noche. Por la mañana le mandaré al señor Xxx.
El capitán titubeó, tomó la llave y se quedó mirando fijamente las tablas del piso. Sus hombres tampoco se movieron. Parecían secos, vacíos, como si hubiesen perdido toda la pasión y la fiebre del viaje.
-¿Qué le pasa? -preguntó el señor Iii-. ¿Qué espera? ¿Qué quiere? -Se adelantó y estudió de cerca el rostro del capitán. -¡Váyase!
-Me figuro que no podría usted... -sugirió el capitán-, quiero decir... En fin... Hemos trabajado mucho, hemos hecho un largo viaje y quizá pudiera usted estrecharnos la mano y darnos la enhorabuena -añadió con voz apagada-. ¿No le parece?
El señor Iii le tendió rígidamente la mano y le sonrió con frialdad.
-¡Enhorabuena! -y apartándose dijo-: Ahora tengo que irme. Utilice esa llave.
Sin fijarse más en ellos, como si se hubieran filtrado a través del piso, el señor Iii anduvo de un lado a otro por la habitación, llenando con papeles una cartera. Se entretuvo en la oficina otros cinco minutos, pero sin dirigir una sola vez la palabra al solemne cuarteto inmóvil, cabizbajo, de piernas de plomo, brazos colgantes y mirada apagada.
Al fin cruzó la puerta, absorto en la contemplación de sus uñas...
Avanzaron pesadamente por el pasillo, en la penumbra silenciosa de la tarde, hasta llegar a una pulida puerta de plata. La abrieron con la llave, también de plata, entraron, cerraron, y se volvieron.
Estaban en un vasto aposento soleado. Sentados o de pie, en grupos, varios hombres y mujeres conversaban junto a las mesas. Al oír el ruido de la puerta miraron a los cuatro hombres de uniforme.
Un marciano se adelantó y los saludó con una reverencia.
-Yo soy el señor Uuu.
-Y yo soy el capitán Jonathan Williams, de la ciudad de Nueva York, de la Tierra -dijo el capitán sin mucho entusiasmo.
Inmediatamente hubo una explosión en la sala.
Los muros temblaron con los gritos y exclamaciones. Hombres y mujeres gritando de alegría, derribando las mesas, tropezando unos con otros, corrieron hacia los terrestres y, levantándolos en hombros, dieron seis vueltas completas a la sala, saltando, gesticulando y cantando.
Los terrestres estaban tan sorprendidos que durante un minuto se dejaron llevar por aquella marea de hombros antes de estallar en risas y gritos.
-¡Esto se parece más a lo que esperábamos!
-¡Esto es vida! ¡Bravo! ¡Bravo!
Se guiñaban alegremente los ojos, alzaban los brazos, golpeaban el aire.
-¡Hip! ¡Hip! -gritaban.
-¡Hurra! -respondía la muchedumbre.
Al fin los pusieron sobre una mesa. Los gritos cesaron. El capitán estaba a punto de llorar:
-Gracias. Gracias. Esto nos ha hecho mucho bien.
-Cuéntenos su historia -sugirió el señor Uuu.
El capitán carraspeó y habló, interrumpido por los ¡oh! y ¡ah! del auditorio. Presentó a sus compañeros, y todos pronunciaron un discursito, azorados por el estruendo de los aplausos.
El señor Uuu palmeó al capitán.
-Es agradable ver a otros de la Tierra. Yo también soy de allí.
-¿Qué ha dicho usted?
-Aquí somos muchos los terrestres.
El capitán lo miró fijamente.
-¿Usted? ¿Terrestre? ¿Es posible? ¿Vino en un cohete? ¿Desde cuándo se viaja por el espacio? -Parecía decepcionado. -¿De qué... de qué país es usted?
-De Tuiereol. Vine hace años en el espíritu de mi cuerpo.
-Tuiereol. -El capitán articuló dificultosamente la palabra. -No conozco ese país. ¿Qué es eso del espíritu del cuerpo?
-También la señorita Rrr es terrestre. ¿No es cierto, señorita Rrr?
La señorita Rrr asintió con una risa extraña.
-También el señor Www, el señor Qqq y el señor Vvv.
-Yo soy de Júpiter -dijo uno pavoneándose.
-Yo de Saturno -dijo otro. Los ojos le brillaban maliciosamente.
-Júpiter, Saturno -murmuró el capitán, parpadeando.
Todos callaron; los marcianos, ojerosos, de pupilas amarillas y brillantes, volvieron a agruparse alrededor de las mesas de banquete, extrañamente vacías. El capitán observó, por primera vez, que la habitación no tenía ventanas. La luz parecía filtrarse por las paredes. No había más que una puerta.
-Todo esto es confuso. ¿Dónde diablo está Tuiereol? ¿Cerca de América? -dijo el capitán.
-¿Que es América?
-¿No ha oído hablar del continente americano y dice que es terrestre?
El señor Uuu se irguió enojado.
-La Tierra está cubierta de mares, es sólo mar. No hay continentes. Yo soy de allí y lo sé.
El capitán se echó hacia atrás en su silla.
-Un momento, un momento. Usted tiene cara de marciano, ojos amarillos, tez morena.
-La Tierra es sólo selvas -dijo orgullosamente la señorita Rrr-. Yo soy de Orri, en la Tierra; una civilización donde todo es de plata.
El capitán miró sucesivamente al señor Uuu, al señor Www, al señor Zzz, al señor Nnn, al señor Hhh y al señor Bbb, y vio que los ojos amarillos se fundían y apagaban a la luz, y se contraían y dilataban. Se estremeció, se volvió hacia sus hombres y los miró sombríamente.
-¡Comprenden qué es esto?
-¿Qué, señor?
-No es una celebración -contestó agotado el capitán-. No es un banquete. Estas gentes no son representantes del gobierno. Esta no es una fiesta de sorpresa. Mírenles los ojos. Escúchenlos.
Retuvieron el aliento. En la sala cerrada sólo había un suave movimiento de ojos blancos.
-Ahora entiendo -dijo el capitán con voz muy lejana- por qué todos nos daban papelitos y nos pasaban de uno a otro, y por qué el señor Iii nos mostró un pasillo y nos dio una llave para abrir una puerta y cerrar una puerta. Y aquí estamos...
-¿Dónde, capitán?
-En un manicomio.
Era de noche. En la vasta sala silenciosa, tenuemente alumbrada por unas luces ocultas en los muros transparentes, los cuatro terrestres, sentados alrededor de una mesa de madera, conversaban en voz baja, con los rostros juntos y pálidos. Hombres y mujeres yacían desordenadamente por el suelo. En los rincones oscuros había leves estremecimientos: hombres o mujeres solitarios que movían las manos. Cada media hora uno de los terrestres intentaba abrir la puerta de plata.
-No hay nada que hacer. Estamos encerrados.
-¿Creen realmente que somos locos, capitán?
-No hay duda. Por eso no se entusiasmaron al vernos. Se limitaron a tolerar lo que entre ellos debe de ser un estado frecuente de psicosis. -Señaló las formas oscuras que yacían alrededor. -Paranoicos todos. ¡Qué bienvenida! -Una llamita se alzó y murió en los ojos del capitán. -Por un momento creí que nos recibían como merecíamos. Gritos, cantos y discursos. Todo estuvo muy bien, ¿no es cierto? Mientras duró.
-¿Cuánto tiempo nos van a tener aquí?
Hasta que demostremos que no somos psicópatas.
-Eso será fácil.
-Espero que sí.
-No parece estar muy seguro
-No lo estoy. Mire aquel rincón.
De la boca de un hombre en cuclillas brotó una llama azul. La llama se transformó en una mujercita desnuda, y susurrando y suspirando se abrió como una flor en vapores de color cobalto.
El capitán señaló otro rincón. Una mujer, de pie, se encerró en una columna de cristal; luego fue una estatua dorada, después una vara de cedro pulido, y al fin otra vez una mujer.
En la sala oscurecida todos exhalaban pequeñas llamas violáceas móviles y cambiantes, pues la noche era tiempo de transformaciones y aflicción.
-Magos, brujos -susurró un terrestre.
-No, alucinados. Nos comunican su demencia y vemos así sus alucinaciones. Telepatía. Autosugestión y telepatía.
-¿Y eso le preocupa, capitán?
-Sí. Si esas alucinaciones pueden ser tan reales, tan contagiosas, tanto para nosotros como para cualquier otra persona, no es raro que nos hayan tomado por psicópatas. Si aquel hombre es capaz de crear mujercitas de fuego azul, y aquella mujer puede transformarse en una columna, es muy natural que los marcianos normales piensen que también nosotros hemos creado nuestro cohete.
-Oh -exclamaron sus hombres en la oscuridad.
Las llamas azules brotaban alrededor de los terrestres, brillaban un momento, y se desvanecían. Unos diablillos de arena roja corrían entre los dientes de los hombres dormidos. Las mujeres se transformaban en serpientes aceitosas. Había un olor de reptiles y bestias.
Por la mañana todos estaban de pie, frescos, contentos y normales. No había llamas ni demonios. El capitán y sus hombres se habían acercado a la puerta de plata, con la esperanza de que se abriera.
El señor Xxx llegó unas cuatro horas después. Los terrestres sospecharon que había estado esperando del otro lado de la puerta, espiándolos por lo menos durante tres horas. Con un gesto les pidió que lo acompañaran a una oficina pequeña.
Era un hombre jovial, sonriente, si se le juzgaba por su máscara. En ella estaban pintadas no una sonrisa, sino tres.
Detrás de la máscara, su voz era la de un psiquiatra no tan sonriente.
-Y bien, ¿qué pasa?
-Usted cree que estamos locos, y no lo estamos -dijo el capitán.
-Yo no creo que todos estén locos -replicó el psiquiatra señalando con una varita al capitán-. El único loco es usted. Los otros son alucinaciones secundarias.
El capitán se palmeó una rodilla.
-¡Ah, es eso! ¡Ahora comprendo por qué se rió el señor Iii cuando sugerí que mis hombres firmaran los papeles!
El psiquiatra rió a través de su sonrisa tallada.
-Sí, ya me lo contó el señor Iii. Fue una broma excelente. ¿Qué estaba diciendo? Ah, sí. Alucinaciones secundarias. A veces vienen a verme mujeres con culebras en las orejas. Cuando las curo, las culebras se disipan.
-Nosotros nos alegraremos de que nos cure. Siga.
El señor Xxx pareció sorprenderse.
-Es raro. No son muchos los que quieren curarse. Le advierto a usted que el tratamiento es muy severo.
-¡Siga curándonos! Pronto sabrá que estamos cuerdos.
-Permítame que examine sus papeles. Quiero saber si están en orden antes de iniciar el tratamiento. -Y el señor Xxx examinó el contenido de una carpeta.- Sí. Los casos como el suyo necesitan un tratamiento especial. Las personas de aquella sala son casos muy simples. Pero cuando se llega como usted, debo advertírselo, a alucinaciones primarias, secundarias, auditivas, olfativas y labiales, y a fantasías táctiles y ópticas, el asunto es grave. Es necesario recurrir a la eutanasia.
El capitán se puso en pie de un salto y rugió:
-Mire, ¡ya hemos aguantado bastante! ¡Sométanos a sus pruebas, verifique los reflejos, auscúltenos, exorcícenos, pregúntenos!
-Hable libremente.
El capitán habló, furioso, durante una hora. El psiquiatra escuchó.
-Increíble. Nunca oí fantasía onírica más detallada.
-¡No diga estupideces! ¡Le enseñaremos nuestro cohete! -gritó el capitán.
-Me gustaría verlo. ¿Puede usted manifestarlo en esa habitación?
-Por supuesto. Está en ese fichero, en la letra C.
El señor Xxx examinó atentamente el fichero, emitió un sonido de desaprobación, y lo cerró solemnemente.
-¿Por qué me ha engañado usted? El cohete no está aquí.
-Claro que no, idiota. Ha sido una broma. ¿Bromea un loco?
-Tiene usted unas bromas muy raras. Bueno, salgamos. Quiero ver su cohete.
Era mediodía. Cuando llegaron al cohete hacía mucho calor.
-Ajá.
El psiquiatra se acercó a la nave y la golpeó. El metal resonó suavemente.
-¿Puedo entrar?-preguntó con picardía.
-Entre.
El señor Xxx desapareció en el interior del cohete.
-Esto es exasperante -dijo el capitán, mordisqueando un cigarro-. Volvería gustoso a la Tierra y les aconsejaría no ocuparse más de Marte. ¡Qué gentes más desconfiadas!
-Me parece que aquí hay muchos locos, capitán. Por eso dudan tanto quizá.
-Sí, pero es muy irritante.
El psiquiatra salió de la nave después de hurgar, golpear, escuchar, oler y gustar durante media hora.
-Y bien, ¿está usted convencido? -gritó el capitán como si el señor Xxx fuera sordo.
El psiquiatra cerró los ojos y se rascó la nariz.
-Nunca conocí ejemplo más increíble de alucinación sensorial y sugestión hipnótica. He examinado el "cohete", como lo llama usted. -Golpeó la coraza. -Lo oigo. Fantasía auditiva. -Aspiró. -Lo huelo. Alucinación olfativa inducida por telepatía sensorial. -Acercó sus labios al cohete. -Lo gusto. Fantasía labial.
El psiquiatra estrechó la mano del capitán:
-¿Me permite que lo felicite? ¡Es usted un genio psicópata! Ha hecho usted un trabajo completo. La tarea de proyectar una imaginaria vida psicópata en la mente de otra persona por medio de la telepatía, y evitar que las alucinaciones se vayan debilitando sensorialmente, es casi imposible. Las gentes de mi pabellón se concentran habitualmente en fantasías visuales, o cuando más en fantasías visuales y auditivas combinadas. ¡Usted ha logrado una síntesis total! ¡Su demencia es hermosísimamente completa!
El capitán palideció:
-¿Mi demencia?
-Sí. Qué demencia más hermosa. Metal, caucho, gravitadores, comida, ropa, combustible, armas, escaleras, tuercas, cucharas. He comprobado que en su nave hay diez mil artículos distintos. Nunca había visto tal complejidad. Hay hasta sombras debajo de las literas y debajo de todo. ¡Qué poder de concentración! Y todo, no importan cuándo o cómo se pruebe, tiene olor, solidez, gusto, sonido. Permítame que lo abrace. -El psiquiatra abrazó al capitán.- Consignaré todo esto en lo que será mi mejor monografía. El mes que viene hablaré en la Academia Marciana. Mírese. Ha cambiado usted hasta el color de sus ojos, del amarillo al azul, y la tez de morena a sonrosada. ¡Y su ropa, y sus manos de cinco dedos en vez de seis! ¡Metamorfosis biológica a través del desequilibrio psicológico! Y sus tres amigos...
El señor Xxx sacó un arma pequeña:
-Es usted incurable, por supuesto. ¡Pobre hombre admirable! Muerto será más feliz. ¿Quiere usted confiarme su última voluntad?
-¡Quieto por Dios! ¡No haga fuego!
-Pobre criatura. Lo sacaré de esa miseria que lo llevó a imaginar este cohete y estos tres hombres. Será interesantísimo ver cómo sus amigos y su cohete se disipan en cuanto yo lo mate. Con lo que observe hoy escribiré un excelente informe sobre la disolución de las imágenes neuróticas.
-¡Soy de la Tierra! Me llamo Jonathan Williams y estos...
-Sí, ya lo sé -dijo suavemente el señor Xxx, y disparó su arma.
El capitán cayó con una bala en el corazón. Los otros tres se pusieron a gritar.
El señor Xxx los miró sorprendido.
-¿Siguen ustedes existiendo? ¡Soberbio! Alucinaciones que persisten en el tiempo y en el espacio. -Apuntó hacia ellos. -Bien, los disolveré con el miedo.
-¡No! -gritaron los tres hombres.
-Petición auditiva, aun muerto el paciente -observó el señor Xxx mientras los hacía caer con sus disparos.
Quedaron tendidos en la arena, intactos, inmóviles. El señor Xxx los tocó con la punta del pie y luego golpeó la coraza del cohete.
-¡Persiste! ¡Persisten! -exclamó y disparó de nuevo su arma, varias veces, contra los cadáveres. Dio un paso atrás. La máscara sonriente se le cayó de la cara.
-Alucinaciones -murmuró aturdidamente-. Gusto. Vista. Olor. Tacto. Sonido.
El rostro del menudo psiquiatra cambió lentamente. Se le aflojaron las mandíbulas. Soltó el arma. Miró alrededor con ojos apagados y ausentes. Extendió las manos como un ciego, y palpó los cadáveres, sintiendo que la saliva le llenaba la boca.
Movió débilmente las manos, desorbitado, babeando.
-¡Váyanse! -les gritó a los cadáveres-. ¡Váyase! -le gritó al cohete.
Se examinó las manos temblorosas.
-Contaminado -susurró-. Víctima de una transferencia. Telepatía. Hipnosis. Ahora soy yo el loco. Contaminado. Alucinaciones en todas sus formas. -Se detuvo y con manos entumecidas buscó a su alrededor el arma. -Hay sólo una cura, sólo una manera de que se vayan, de que desaparezcan.
Se oyó un disparo.
Los cuatro cadáveres yacían al sol; el señor Xxx cayó junto a ellos.
El cohete, reclinado en la colina soleada, no desapareció.
Cuando en el ocaso del día la gente del pueblo encontró el cohete, se preguntó qué sería aquello. Nadie lo sabía; por lo tanto fue vendido a un chatarrero, que se lo llevó para desmontarlo y venderlo como hierro viejo.
Aquella noche llovió continuamente. El día siguiente fue bueno y caluroso.


Agradecimientos a CiudadSeva

Malditamente Hermoza....

Hace tiempo no cuelgo un video.Hoy voy a poner a Terreviento con Maldita Hermoza, para todas esa chicas que con su belleza "cuasi" sobrenatural nos arrancan de la realidad y nos trasladan a mundos inexistentes.Esas chicas que con su hermozura diabólica como diria Becquer nos hacen sentir unos bichos raros he inferiores, para todas ellas va.



Cuando ella pasa me quedo
mirando, mirando, mirando
es simplemente hermosa
tan malditamente hermosa

La veo y no puedo creerlo
la quiero y no puedo tenerla
la vida no es para feos
porque soy un feo
y ella… malditamente hermosa!

Cuando ella pasa no puedo
mover ni siquiera un dedo
es simplemente hermosa
tan malditamente hermosa

La veo y no puedo creerlo
la quiero y no puedo tenerla
la vida no es para feos
porque soy un feo

Y ella malditamente hermosa
ah… la, la, la

Si no es para mi, no es para ti
si no es para mi, no es para ti
porque soy un feo de mierda
y tú eres un feo de mierda

Si no es para mi, no es para ti
si no es para mi, no es para ti
porque somos feos de mierda
y ella... malditamente hermosa
ah… la, la, la